27 diciembre 2011

La bufanda naranja






Erase una vez, una bufanda azul a la que le gustaban los cuellos delgados de tez morena, los contrastes de calor y frio, y le sobrecogía la pasión por conjuntarse con los abrigos negros. Cuando llegaba el invierno, le encantaba aparecer ante los ojos de Sir Boyle, quién siempre la recogía con una mano del estante en el que se exasperaba de no ser utilizada y se la ponía alrededor del cuello. Su tamaño a veces comprometía la habilidad del señor, por su indefinida talla: ni largo, ni corto. Era de dimensiones muy ajustadas al dueño. La soledad no le era un imperativo de desesperación, siendo la única bufanda en el rincón, pero sí que le dignificaba cuando se sentía útil absorbiendo esponjosamente el frio del cuello del señor.


Los jueves por la noche, de un año bisiesto del calendario chino, siempre y cuando los astros, de impertinentes, iluminaran una silueta del símbolo interrogativo sobre el escritorio de Sir Boyle, la bufanda no descansaba de cuestionarse el porqué de sus gruesas franjas de color negro, que la cubrían intermitente y regularmente a lo largo de su lanoso cuerpo. No entendía, cuando iba de paseo por los mares de aire frio por los que era forzada, que no hubiera en su travesía ninguna bufanda más a la vista con sus gruesas vírgulas que la diferenciaban del resto. El enigma persistió una temporada sin hallar respuesta.


De repente, un día, sin venir a cuento, por fin, se vislumbró, entre una multitud de cuellos abrigados, un guiño destinado a la percepción de la bufanda azul. Rápidamente Sir Boyle se giró, como si atendiera a la curiosidad de su fiel protector del resfriado y la bufanda tuvo su oportunidad de encararse ante… un decepcionante, aunque gracioso, nudo de corbata que buscaba llamar la atención con sus colores, como si abanderara al Reino Unido. Mas no era la respuesta a la pregunta filosófica, que el compañero de Sir Boyle se había preguntado.


El nudo de corbata, exento de preocupaciones morales, se alejó a paso de comerciante con aires de esos entes que contemplan el agua para comprobar que es incolora, apaciguando la necesidad de controlarlo todo. Se desplazó, dejando a la vista a una joven con una “sonrisa de ojos tristes”, que lucía una fachada de garganta desprotegida, de textura lisa y de olor de ensueño.


La bufanda azul quedó preocupada mientras Sir Boyle se percataba del peligro que corría la bella chica en pleno océano de baja temperatura, o al menos fue lo que pensó la bufanda. Resultó, que ya se conocían Sir Boyle y, presentada por ella misma en su saludo, Madam Caperucita. Pensó en la descabellada idea de aprovechar una ráfaga de viento para elevarse y, en un esfuerzo de elasticidad, enrollarse en el cuello de Madam C. La distancia que los separaba era demasiada para acometer la pensada artimaña. Por el tono de la conversación y el sudor que empezaba a llenar el algodón de la bufanda, debido a los nervios, la bufanda pudo comprender que era más probable que el Sir y la Madam acabaran enrollados antes de que la bufanda azul lo estuviera con el cuello de ella.


Madam C. irradiaba un peculiar interés por la bufanda azul reflejado en impredecibles miradas de reojo, aunque insatisfecha la bufanda por la escasa atención prestada en comparación con la que recibía el Sir, podía ver cómo la mente de la figura femenina se perdía a causa de los estímulos que al Sir Boyle le proporcionaba cuando las dos siluetas de unían por los labios de los dos.


Se acomodó en su rincón de la habitación la bufanda azul, tras apagar la vela encendida por Sir Boyle nada más llegar acompañado al dormitorio. La bufanda azul comenzó a comprender el sentido de la existencia, convencida de no cometer yerro en su visión. Delegó toda su ansiedad en una idea: todas las personas (o cosas) son piezas y no hay puzle de una pieza.


Se volvió a encender la vela que se ahogaba con la luz del alba que entraba por la ventana, la cual estaba marcada por un símbolo de interrogación con gotas del rocío de la mañana. La bufanda azul se despertó estirando su extensa figura con ayuda de las manos de Sir Boyle, y mientras bostezaba no se percataba de la señal en la ventana. Sir Boyle terminó de vestirse abrigándose el cuello y abrió la puerta junto a Madam C. deseoso de un alegre paseo entre los árboles invernales junto a ella. Pero al abrir la puerta una pequeña y oscura figura humana cortaba la luz que pretendía penetrar hasta el frío suelo del recibidor.


Asustada, la bufanda azul, contuvo el exagerado engullido de saliva de Sir Boyle que había causado la inesperada aparición del misterioso chico y se dejó aflojar por los finos dedos de él. Según iban acostumbrándose los ojos de los dos, impedidos por la explosiva intranquilidad, descubrieron un “puntal” (ver diccionario canario) que dejaba colgar desde su extendido y alzado frágil brazo una especie de tela. Madame C. sonrió y asintió dando gracias con los ojos que acompañaban las mismas palabras de forma verbal. El “puntal” exhausto le dijo: - Se te cayó ayer al suelo y un señor con corbata lo recogió, y yo lo seguí y en cuanto se despistó se lo quité.- le dijo de forma orgullosa y seguidamente.- No llores más, chica de sonrisa de ojos tristes. Aquí tienes tu peculiar bufanda naranja de franjas negras,….-. Y la bufanda azul se aflojó por sí sola.



PD: Os doy un dato importante. La bufanda es amarilla en la vida real.

10 diciembre 2011

No os quejaréis...



Algún día os lo escribiré. Desataré, de forma desbocada, la bestia que guardo en mi fuero interno. Os habrá entrado irrumpiendo en vuestra terca tranquilidad, que a bocados tenéis por pura gula, y os la habrá arrebatado. Hasta entonces, no ofrezco más que una mísera taza de leche caliente antes de dormir, pero fresca y cremosa como ninguna ternera pudiera mamar de la teta de una lechera.


Ese día os he de mostrar que sois protagonistas de mi escritura sin ni siquiera ser un personaje más. Creéroslo. Sois la valentía en persona, la que quema la cerrilla de mi voluntad sin reparar en costos de pereza; la pila que acciona el mecanismo de mi reloj, que lleva a mi mente a narrar el tiempo que coincidimos siendo fantasiosas reflexiones plasmadas en un blog. Algo principal… ¡Y ya está!


Que atrevido habré sido, intentando convencerles a los demás de vuestra inexistencia, pues ya siendo difícil de disuadiros del campo de visión de ellos, para finalmente haber acabado desmintiéndolo todo. Ya no sé dónde esconder el agrietado y desecado pellejo de mis codos, que han permitido el estudio de vuestra transparente existencia, y termino prodigiosamente agradeciéndooslo. Gracias, gracias, gracias,…


Un piadoso ademán, con intención de pediros paciencia, nada más, es lo que procuro que me halléis cuando crucemos nuestras lecturas en este blog: yo vuestra cara y ustedes mis letras. Ya que espero que una fecha, socavada en mi futuro, tenga la hospitalidad de que se me sirva papel de regalo, simplemente porque obsequiaros es una de mis ilusiones. Esperadme…


Porque no creo que merezcáis promesas sin ninguna rendición de cuentas. Por lo que, vituperaré a quién sea, con tal de dejar bajo llave un punto final. Sin que ningún astronauta rústico, ni gitano espacial nos lo acabe robando. Y encima, seguramente, nos sonría.


No hay locura sin un loco que la diga, como tampoco hay mandarinas azules sin que hubiera seguidores que impetren comerlas.



PD: Sé que estáis muchos en la orilla.

13 noviembre 2011

Tengo dos plumas y voy a volar


Despierto poniendo los dos pies sobre el suelo a la vez, estiro los brazos, frunzo la cara y con la lengua mastico la saliva madrugadora contra el paladar. Respiro profundamente antes de plantearme qué era lo que pretendo con mi vida mientras miro fijamente mi adormecida cara en el espejo. Tengo amigos, no tengo casa propia, tengo un coche modesto, tengo trabajo, no tengo una carrera, no tengo mucho dinero, ni tampoco mi familia que sí que lo merece; apenas unos cuantos billetes dentro de mi cartera calculo que la abultan.


Cuando salgo a la calle, respiro la vida moderna y veo que no está hecha para que me acople. Vivo unos tiempos maravillosos a los que quiero adaptarme. Cómo poder aclarar lo que pasa es lo que haré cuando quite la mirada del espejo y deje de hablar conmigo mismo.


Quiero confesar todas las cosas que impiden que me siente frente a alguien y en mi plena convicción le pueda decir “mi vida es maravillosa”. Primero, por miedo a que me crea y tenga que dejar de confesar y pasar a contar lo maravilloso que es la televisión. Segundo, porque si no me cree, que es lo que desearía, entonces se verifica la espiral de perdición en la que esta sociedad occidental nos ha sumido y de la que yo no hayo manera de salir.


Hará ya unos años que me siento especial. Un día, cuando era más pequeño que hoy y que ayer, le dijo mi profesora a mi madre en una de estas reuniones papis-profes, que podía estar tranquila, que “su hijo Leandro es completamente normal”. Recuerdo esas reuniones como algo gracioso, porque siempre estaba entre ellos actuando como un niño tonto que no entendía lo que hablaban, pero gracias a que mi madre era inglesa, la profesora no tenía otra que decir las cosas para que yo aunque no quisiera, me enterase de las cosas que sólo mi mami tenía que saber. Eso sí que era genial.


Aunque cada día me cuesta más y más poder decir si algo es genial o no. El problema está en que actualmente que algo le salga bien a alguien es impresionante, que una película tenga efectos especiales inmejorables, que una cama sea increíblemente cómoda, “somos la mejor generación”,... Ya no recuerdo qué era lo normal. ¿Os resulta fácil negar que las personas exageren de manera compulsiva? Yo ya me he perdido, de verdad. No sé lo que es increíble, super, mega, ultra, ni cuando algo es inmejorable. Tampoco me creo especial hoy, pero algo nos empuja a no ser normales.


¿Qué le pasó a la normalidad? Antes molaba, ¿no? El sano juicio dejó de ser arma a ser debilidad de las personas frente al dramatismo. Es verdad que ahora tenemos que captar de cualquier manera la atención de otros en propósito personal, y así poder competir dentro de la sociedad. Si no, la costumbre te lleva a ser excluido de toda la potencial presencia que podrías tener frente a los demás. Pero, de ahí a exagerarlo todo, de premiar gratuitamente a la exclusiva de ubicua; sinceramente, me creo incapaz de saber si el darle un mordisco a una hamburguesa merece ser descrito como que “está bueno”, “espectacular”, “Esto es un regalo de los dioses para mí”; o por el contrario, inventarme palabras para aumentar el inventario del vocabulario que se ocupa en describir la normalidad de las cosas. Pero a ojos de alguien de hoy, qué triste sería contar que te has comido una hamburguesa como otra cualquiera y que tu vida es absolutamente corriente.


El sano juicio está en saber diferenciar en uno mismo el complejo de mediocridad y conformidad con la desmesurada exageración que ha llevado a esta espiral, que repito, me tiene perdido.

26 octubre 2011

Blogtienda de Manipulandarina



¿Tienes problemas para relacionarte? ¿Te supone la búsqueda de nuevas amistades una hostilidad? ¿Crees ver rechazo por parte de los demás por culpa de ser un pedante? No se preocupe ni un segundo más, porque ahora… ¡Tenemos la solución!


El pedante cotidiano cree, que las personas con las que brevemente interactúa en su tradicional forma eventual, no quieren trabajar un lazo de amistad más duro y apretado, por su creencia incompatibilidad con mentes de menor cilindrada. Para ello no existía ninguna respuesta, ¡hasta hoy!


Lo que el pedante no sabe es, que si llama ya al 986 854 884 (espero que no sea el número de nadie) no sólo tendrá respuesta a su gran incomprensión social, sino que además se llevará, no uno, ni dos, sino hasta 3 mandarinas de regalo. Todos sabemos que una mandarina es la fruta ideal para compartir con los amigos. Ya sabéis lo fácil que es ofrecer la fruta que ya viene partida. Así que llama ahora y llévate esta exclusiva oferta, hoy, y que no encontrarás en ninguna tienda, libro sagrado o santuario improvisado.


PRODUCTO

Hola, mi nombre es Andrew Casio. Podréis reconocerme de haberme visto en fabulosas series como “el incalculable hombre de las nieves”, “el logaritmo perdido” o el código Da Vi tres catorce”, y hoy estoy aquí para ayudaros a entender el porqué de vuestra triste vida. (Sonrisa americana a cámara, seguido de un guiño de media negación).


Os voy a compartir el secreto. Tras varios estudios que hemos realizado para llegar a venderte el más exclusivo producto y con su insuperable calidad, hemos llegado configurar este gran enigma. Pero tranquilo, que ya mismo te lo cuento amigo.


Si de verdad quieres conseguir ser pedante y ser aceptado y conseguir que las personas te hagan caso tan sólo observa. La mayoría de grupos en los que entras son personas nuevas y en general mediocres, ¿no? Piensa que las personas tendemos a crear jerarquías, aunque ellas hablen de pro-igualdad. Pues bien, si esas personas en su batalla por conseguir ser el macho alfa, el director, el monarca, el fuhrer, el duce o el Dios de su grupo y en medio de esa batalla llegas tú, pedante cualquiera de a pie, y intervienes poniendo fin al conflicto bélico. Sinceramente… te has equivocado. Sí es verdad de que ellos rápidamente captan que eres de un nivel superior y que obviamente su posibilidad se ha acabado, pero es a raíz de ello, que quienes son desbancados de la posibilidad se colisionan con la meta de volver a que sus vidas recobren importancia y rápidamente te expulsan del grupo. La historia nos argumenta como ser cabeza de ratón es algo que siempre ha reinado, aunque les divulguemos la conformidad de ser cola de León.


¿Qué hacer entonces? ¿Por qué? Lo que hay que hacer es muy sencillo, hazte el tonto. El truco se encuentra en pasar desapercibido. Hay que colocarse detrás de la línea de meta de la que hayan marcado ese grupo de personas y actúa. Verás que al poco tiempo ellos mismos harán el trabajo sucio y tan sólo tendrás que actuar poco a poco como siempre y ya lo habrás conseguido, tendrás un grupo de amigos dispuestos a aprender de ti y ser tu amigo. El porqué es muy sencillo, ahora has competido con ellos de manera que ellos han aceptado su derrota viendo que les has ganado limpiamente en un juego que ellos mismos diseñaron, por lo tanto la ventaja que fueras sacando se traduciría en respeto por parte del clan y no como de antemano sucedía. Ellos con el tiempo y por inercia del ser social que llevamos dentro, sienten mayor importancia en sus vidas, que sustituye aquella de tener que ser el líder, porque esta vez se sienten partícipes del proceso de elección. Y es así como se legitima el liderato.


¿Para qué un pedante debe ganar estas batallas? Para aumentar su currículum con experiencia bélica, mantener hábil la mente social, y sobre todo para que saque del ridículo moral a sus nuevos amigos con el fin de que eventualmente uno se convierta en pedante, un buen amigo pedante como YO.



Así que, ya lo habéis escuchado amigos, si queréis dejar de tener esa incógnita, ahora gracias a Andrew Casio, es posible; Por lo que dejad de leer este blog y levantaos de vuestros asientos y recoged el teléfono y marcad ya el número que aparece en pantalla. Y olvídese de todos esos rechazos incontrolados y oiga decirles: ¡A mí me gustan los Grandes pedantes!

08 octubre 2011

¡No! Es mandarina



Vivo en un camino que me lleva a dónde todos no conocemos, pero en el que sí que creemos. Vivo en un mundo en el que siempre hay un comienzo, un final y algo intermedio. Vivo en un mundo dentro del cual, las cosas también tienen un comienzo, un final y algo intermedio…


Espero a que llegue el momento en el que algo ocurra, que se den las condiciones; o como yo prefiero creer, esperar el momento en el que pueda ver las circunstancias, ya sea por casualidad, o no.


Espero a que cuando llegue, pueda captarlo con algún sentido, pueda notarlo y ser consciente de que logro reconocer aquello que he estado esperando.


Espero, una vez esperado y esperado notar lo esperado, a que ese algo realice aquello por lo que había tomado tan larga espera. Y si no, espero que no tarde mucho en terminar su efecto, sino tendré que esperar, esperar y esperar...


La espera es lo único que no se espera, me dije a mí mismo tras una larga espera de respuestas. Aun no sé, si esperé, o la respuesta fue mi desespero y abandono a la espera. Pero finalmente mereció la espera y pude por fin librarme de la espera, pues esperé no esperar nada.


Que estresante es la vida que vivo. Tanto que le debo a la lógica y tanto que me debe ella a mí, pero como no puedo hacer cuentas de quién debe más, porque no recuerdo la primera vez que empecé a esperar. No espero ninguna rendición de cuentas. Esperaré a mi final y esperarçe que las cuentas me salgan bien.


…Vivo en un mundo en el que lo intermedio es esperar. En concreto no es nada, pero dentro del gran principio y final, es casi el total.



PD: Espero que os gustase, y sobretodo, esperaré por vuestras mandarinas.

02 octubre 2011

El mandarino


Siento haber estado ausente una larga temporada desde la última vez que actualicé la cesta de mis mandarinas. Supongo que deben estar ya varias cambiando de color del tiempo que llevan expuestas como primera impresión del blog. He de reconocer que me cogí unas buenas vacaciones mentales, pero pretendo que hoy sea el día de la vuelta a la oficina.


Me figuraba que, al no recolectar mandarinas y ofrecéroslas, se me irían acumulando en mi árbol y que llegaría el día en el que fuera a buscarlas y pudiese llenar una gran cesta de enormes mandarinas bien azules, tantas como para masajear todos los brazos al intentar cogerlas todas de una.


Pero, pese al generoso propósito, me acabo de sentar, junto con mi portátil, sobre una de las raíces del árbol de mis mandarinas que asoma sobre el césped. ¿Sabéis qué? No encontré ninguna mandarina en el árbol. Tan sólo vi a su alrededor una muchedumbre de sustancia orgánica en descomposición. Ya ni siquiera era azul.


Mas pensé, entre la decepción que estaba teniendo, que esas mandarinas en proceso de putrefacción servirían de magnífico abono para mi propio árbol y que ayudaría en un futuro a que mis siguientes mandarinas que tuviera fuesen más azules, o lo que es lo mismo, más maduras.


Entendí, que pensar en que las mandarinas fueran tangibles era un error. Las mandarinas están en el árbol de cada uno, por un tiempo u otro determinado, hasta que desaparecen. Algunas caen al suelo y se pierde su naturaleza comestible, otras desaparecen del ramo y vuelven aparecer tras un largo o corto periodo de tiempo. No son como las frutas que tú y yo conocemos en común.


La espontaneidad de una mandarina azul le proporciona el fascinante poder de incalculable potencial. Aun así, quién siembra un árbol mandarino corre el riesgo de que le surjan mandarinas de prolongado crecimiento, de increíble dimensiones o, algo que es desilusionante, pero no de existencia en vana; mandarinas con reducida cantidad de jugo.


Si bien comentan los expertos en el tema, como puede ser el Doctor Man Darino Azu L., hay temporadas para prácticamente todas las frutas conocidas, salvo en el caso de las mandarinas. Éstas aparecen a montones cuando llega la estación de año de la Inspiración.


Yo os confieso, que tengo la suerte de que cuando entramos en Inspiración busco un hueco en el tiempo para parar el tiempo durante poco tiempo. Suelo buscar el silencio para gastar el número de vueltas que da mi reloj y en el que dejo jugar libremente mi pequeño pensamiento, para que no sea intimidado por nada y juegue alrededor del árbol, y mientras se divierte, me llame para señalarme una nueva mandarina que ha dado el árbol.


Sin embargo, esta vez, hacía tanto tiempo que no venía a jugar, que le he tenido que controlar, porque si no, se me descontrola el pensamiento acabando por decir cosas que ni yo entiendo.

07 mayo 2011

Ahora que estamos solos, una pequeña pregunta...


-¿ Aquella, que nombre no pronuncias y te aguardas como niño colorado, que años piensas que son los complementarios con la más absoluta incoherencia espontánea y justificadora, que residencia desconocida te queda a la vuelta de la esquina, que vestimenta extrovertida y discreta a la vulgaridad, concibes como su marca publicitaria que le atribuyes al memorizar cada instante de esa primera entrada en escena de cada vez que la ves; a quien su pelo te encanta tocar con la frente y las mejillas, piel facial, sensaciones que te envían directamente a una consulta con Freud por discapacidad mental a causa de besos surgidos entre las líneas formales del amor, que discrepan de juntarse y arrepentirse de dejar los besos filtrarse; la que renuncia a la vergüenza, frente a cientos de personas que circulan como electrones en todas las direcciones, para darte el abrazo más cargado de energía emotiva, como para que cuya dosis un gusano perforara el acero de protección que recubre tu cuerpo cuando te abraza; que te ha ocupado toda capacidad de almacenamiento en los dispositivos de pasado, presente y hasta con el de futuro, en un formato de vivencias, las cuales llegarán, pero mejores, porque se suman a los sueños de ella, y sabes que cuando llegues a vivirlos el concepto felicidad se te quedará pequeño y tendrás que acabar por gritar; que contamina tu espacio vital de olores, nervios, contactos, bienestar, irregularidad de la respiración: largas, cortas…., sonrisas tontas, miradas y las ganas de querer sentirlo todo a la vez en un beso atómico, inhalando tal contaminación junto al suelo, la tierra, los edificios, el cielo y el universo por un milésima de segundo, porque tus fuerzas no dan para contenerlo todo lo que acaba volviendo a su sitio y al abrir los ojos descubres que ella está frente a ti y rodeada de el todo y la nada, es la chica?

-Sí, sí y sí



>>>B.C.H.<<<

06 mayo 2011

Duerme, que comienza el día.


Muy buenas blog. ¿Cómo me encuentro? Es una buena pregunta que me plantea este blog de mandarinas azules. ¿Y a qué viene esta pregunta? No lo sé, pero supongo que si la he leído y me la he preguntado será simplemente una pregunta introductoria y lo más probable sea que ahora mismo me plantea una cuestión eje de la observación objeto a compartir por Leo.

Vaya! Por fin veo aquí, en el segundo párrafo, que dice, ¿Tus labios tienen a los extremos una marca de expresión hacia abajo o hacia arriba?

¿Y esta pregunta a qué viene? No entiendo mucho, pero me imagino que ahora me callaré de hablar dentro de mi cabeza y le concederé un momento para que Leo pueda dedicarme una observación. Seguro que eso es lo que quiere que haga.

Ahora el que va hablar es Leo, narrando en primera persona, de tal forma que yo que lo estoy leyendo me haré pasar por él sin excederme en mi fidelidad del papel del personaje. No quisiera luego tener que entristecerme con mi regreso a mi realidad.

Me levanto por la mañana, como cada día contiguo a la continuidad, y doy comienzo al día indagando sobre la cuestión de si debería, o no, ser el despertar el comienzo del día. No entiendo porqué.

Pero esto no es más que una pregunta que cada día me nubla el cerebro, la cual yo no le dedico más que el tiempo que tardo en llevar la primera cucharada de cereales hacia su sentencia final. Me ducho, me visto, me peino, preparo la maleta y salgo por la puerta de mi casa.

Hasta ahora todo fue fácil. Ahora llega el momento de interactuar con las personas, otros tienen la suerte o desgracia de que una vez abren los ojos en el cojín de al lado hay alguien y entonces su momento sería ese. En suma, yo no tengo esa suerte, y al salir de casa saludo a mi portera de camino a la universidad. Ella, muy educadamente, no me mira a la cara y apenas oigo repetir mis palabras con cierta falta de engrasar sus cuerdas vocales: Uens diassss!. Yo entiendo que ella no se esperaba que alguien le fuera a desear un comienzo positivo y por eso no le dio tiempo a reaccionar, como cada mañana le pasa. Salgo por la calle y me pregunto si algo está pasando. Miro las caras de aquellas personas con las que me cruzo y no veo más que caras de sonámbulos profesionales; exactamente, del nivel 8, que corresponde a….

Me subo al ascensor del metro, y nos juntamos todos mucho y cooperamos entre todos a hacernos los locos para no impedir el cierre de la puerta y así la persona que fatigada corre para poder entrar también se queda mirando como descendemos a la mina. Es una enseñanza social para que no corra y espere al siguiente. Sí, creo que es eso. Es la única manera de pensar que el ser humano es buena persona por naturaleza.

Llego al andén, me subo en el metro, que para mí es otro como un ascensor más, porque estoy de pie junto a muchas personas rodeado de personas, trasladándome y a la espera de salir en una determinada apertura de las puertas.

Voy a clase y me introduzco dentro de una gelatina de disciplina, competitividad, seriedad y de puro trabajo; óptimo para la función que desempeña dicha institución de asistencia voluntaria. Salvo que quieran hundirte aquellos que llamas compañeros de clase, te saludan y se relacionan amistosamente contigo siempre y cuando tú felicidad no supere la de ellos.

Al acabar la clase me aventuro a hablar con alguien y lo primero que me dicen todos es que no tienen tiempo para nada, ya que tienen que largarse a comer inmediatamente, que cualquier cosa que le fuera a decir que les envíe un mensaje por el Facebook. Yo sólo pretendía preguntar si les apetecía que les acompañe en el trayecto que toma parte de su vuelta a casa como de la mía. Aun así suelo quedarme boquiabierto y me arrejunto con alguien con menos prisas y le propongo la misma humilde oferta, y me encuentro con que quién tiene tiempo es quién necesita contarme las ego-penas que sufre y trata de darme su punto de vista radical acerca de cualquier tema, que primero, yo no empiezo y en el que tampoco quiero su opinión pesimista. Grandes capitalistas absorbedores de energía positiva de otros llegando a descargar sus fuerzas sobre uno y no sobre el propio problema que les atañe. Flipo.

Nada, me subo en el autobús y me doy cuenta de que, tanto el chofer como mi portera son almas gemelas. Increíble.

Llego a la estación de metro a la vuelta y subo al barco social en el que prima la gran capacidad de apatía que uno domine en el triste y serio mar en el que navega. No cuestiono más de la cuenta y emprende el camino el tren del metro hacia mi casa.

Ahora es cuando me doy cuenta de que algo hay en común entre el metro, la guagua de Tenerife, la señora que se sentaba en el parque deteriorado e inhóspito de Badalona. Y es que en todas esas partes hay una mayoría de caras con unos labios en el que la marca de expresión de los extremos de los labios se dirige hacia abajo, apuntan al suelo, sufren de impotencia eréctil, se convierten en una imagen antagonista de la sonrisa. Esa persona transmite lo que yo calificaría como de una cara miserable.

¿Alguna vez has sonreído y los extremos de tus labios no se han levantado hacia arriba? No ¿verdad? Pues no hay que culpar a esa señora de tener esa cara de miserable, sino de que NO hemos considerado los problemas morales como problemas graves y de crisis, sino como asuntos auto-curables, porque la mayor crisis por la que pasamos es, sea cuales sean sus pretextos, la del apagón generalizado, el pesimismo oscuro que enfría la cera de la vela. No me extraña que alguien tenga una cara así, cuando en ningún momento del día hay alguien que le sonríe o le dice las cordialidades creyéndoselo. Me entristece pensar que cuando tengo una sonrisa en la puta cara la gente me mira sacando sus conclusiones personales, debido a que es algo normalizado el tener una cara seria o triste, y yo tengo una sonrisa en lo que coincido con la mirada de ese alguien. Lamentablemente no hay caras largas, porque realmente si sonríes de verdad es cuando baja tú barbilla y el momento en que más larga tienes la cara. Aquí el fin de esta frustración empática, ya me he preocupado por vosotros más de lo que necesitamos que cada uno dedique a los demás para que esta crisis se disuelva como el cloro y limpie este mar.

Llego a casa y salvo que la irregularidad de simpatía de mi compañera de piso sea positiva, suele acabar mi interacción con las personas y me dedico a comer, leer, estudiar, escuchar música, curiosear y ya, me voy a dormir lo antes posible evitando ver la tele, para así no ver como otros me venden la idea de que se lo están pasando bien y que son super felices y terminar idolatrando a alguno de ellos.

Al final, antes de cerrar por completo mis ojos, he podido responderme, el día comienza aguardando su mejor momento para el final. Nos pone a juego para que a lo largo del día mantengamos un cierto nivel de ilusión y eso nos haga ir hacia una meta, acabar el día soñando en que el próximo será un día menos deteriorado para todos, y todos podamos seguir soñando y soñando por los sueños de otros.

20 marzo 2011

Misión reconocimiento familiar y otros: versión Ketchup



A mis lectores que tengan tiempo, que lean esta mandarina, que estén de acuerdo con los derechos humanos, que practiquen el sado y que sin ánimo de lucro tengan la voluntad de contribuir con mi tontería, les propongo que me enviéis otra versión sobre este juego de reconocimiento de familiar que me he inventado.

¿Quién es quién con respecto a echar kétchup si eres el hijo del medio?

Ten, con esto es más que suficiente. Sólo necesitas un poquito. (Mamá)

Échate tú, yo te diré cuanto tienes que echarte. (Papá)

Si vas a por él no le contaré a mami… (hermano/a mayor “preferido/a”)

¡Zas! ¡Yo primero! (hermano/a mayor “preferido/a” cuando queda poco en el bote)

¡Ehh! Mira todo lo que se ha puesto. (Hermano/a pequeño/a).

¡Ehh! Que se lo va a poner todo. (Hermano/a pequeño/a cuando queda poco en el bote)

Que no estáis en casa de vuestros padres. (Abuelo/a buen/a cuando tienen)

La comida de la abuela no necesita de eso. (Abuelo/a buen/a cuando no tienen)

En esta mesa no se come con Ketchup. (Tio/a cuando no tienen)

Pero un poquito, ¿eh? (Tio/a cuando les pillamos el ketchup)

¿Vuestros padres os permiten echaros tanto? (Vecina)

¿No tendréis un poco de kétchup de eso para dejarme? (La otra vecina)

¿Quieres que pida kétchup para los dos? (Novia en la primera cita)

¿Te echo? (Novia en la primera cita cuando hay kétchup y se pide)

Ahora te lo cojo (Novia estable)

Está en la nevera (Novia en el fin de la relación)

Bueno... No importa, aunque me apetecía bastante. (Novia en la primera cita cuando no hay kétchup y se pide)

Vete y pide Ketchup, porfa. (Amigo HP)

Échale en la bebida (Otro amigo HP)

Escóndeselo (Otro amigo HP)

Le echas kétchup a todo (Siempre hay uno en el grupo de amigos)

¿Te crees que somos un supermercado? (Amigo HP anfitrión)

Sólo podemos dar dos por menú (Empleado y encardado del Mc Donald´s)

En el segundo pasillo encontrarás la sección de las salsas (cajera)

¿Queréis kétchup? (Empleado Mc Donald´s)

Son 0,10 por cada uno… ¿Más? (Empleado de todo lo que no es Mc Donald´s)

Un poco de salsa de tomate, por favor. (Extranjero).

En vuelos comerciales de bajo coste “no solemos subir” al avión (Azafata del Ryan Air)

Un momento. (Azafata de cualquier otra compañía que no sea Ryan Air)

Buenísimo, increíble, impresionante. (Etiqueta del propio Ketchup)

APARTADO PERSONAL

La que hago yo sí es de verdad (A T M)

Tch Tch yo tengo que mantener mi línea. (A R G)

Trae pa ca eso. (JK R)

¿Qué Ketchup es? Si es el hacendado no. (A R)

Xosss sólo yo podía echarlo tan bien. Lo que pasa es que en realidad yo no como Ketchup tio. (S H)

Mira a ver si esa marca de Ketchup hace experimentos con animales. (G H)

Bueno, un poquito sí que te lo agradezco. (A CH)

Eso es mierda, mejor mayonesa (Georgianos en el Nauta)

Sí, sí, mmm bueno, sí sí, bueno (Negros en el Nauta)

PD: Espero que os hayáis reído un poquito y os haya animado a enviarme algo parecido. Un abrazo.

Qué bien aquí acostado



Hoy en día nos resulta bastante cotidiano a las juventudes hablar de nuestro futuro como si diéramos por hecho que en el rumbo en el que estés orientado, en la dirección en la que dirijas tus ilusiones o en el tobogán que elijas tirarte encontrarás la satisfacción tranquilizante y placentera de la felicidad. Pues creo que hemos perdido el sentido de la orientación, la puntería y el impulso, porque hemos pasado de vivir en el presente y hemos pasado a vivir en la línea que separa los tiempos: éste en el que estás leyendo esto y al otro al que pertenecen éstas últimas palabras cuando estabas por “…éste en el que estás leyendo esto...”, es decir, el futuro.


Aunque cuando pienso más profundamente en ello me planteo ciertas cosas al respecto: Puede que si mi comida de tarro viene porque nuestra cultura nos ha introducido el concepto del tiempo y debería abstraerme de ello como bien hacen algunas tribus descubiertas. Estas tribus, por ejemplo, podían vivir tranquilamente sin utilizar un lenguaje con verbos conjugados en un tiempo de futuro. No lo sé muy bien. Podría ser inclusive un error e interpretemos mal el volumen que adquiere el presente envolviéndolo todo entre sus mantas o puede ser que sencillamente no haya nada más que pasado y futuro.


Me planteo si el mundo material y el mundo de las ideas se diferencien en la estructura del tiempo. Consideremos la posibilidad de que la realidad material que percibimos se halle en el presente, como seguramente diga un empírico; y tanto el futuro como el pasado estén dentro del mundo de las ideas, un mundo creado por la razón. Para situarnos en el ejercicio me remito a la felicidad como ejemplo, por ser una idea que la totalidad de las personas controla. Para mí, la felicidad en una parte requiere de la presencia de la memoria, elemento que da origen a la noción del tiempo, ya que no hay futuro sin que simultáneamente exista el pasado y no hay pasado dentro de nosotros sin una memoria; porque somos felices cuando recordamos lo que hemos logrado o el día que más ilusionados estuvimos. Pues es la memoria la que combinándose con la función de la razón es la que articulan la imaginación, unidad que da existencia al futuro, porque gracias a él podemos introducir nuestras ilusiones para que en un presente podamos ser felices pensando en lo que haremos y cuándo seremos felices. Y es gracias a la comparecencia del pasado que somos felices y también a la existencia del futuro. Sin este ejercicio mental de la felicidad y sin pecar de prejuicios de mi entorno y tiempo, creo que en el presente la única felicidad que existe es la errónea idea del placer atribuido como flor puesta en el jardín de la felicidad.


Dejando el ejemplo de la felicidad de lado, lo resumo en que tenemos en nuestra mente dos tiempos que son creación de unas capacidades del cerebro. Y luego, por otro lado tenemos el mundo físico en el que se encuentra el cerebro sujeto por un cuerpo sensible que le informa de aquello que percibe de ese mundo. Sigamos…


Si gritas cualquier vocal a todos los vientos, date cuenta que la acción producida no es más que una orden del cerebro en base a un conocimiento que está almacenado en la memoria, por lo que hablamos de un túnel que une los dos mundos, el pasado de nuestra mente con el presente físico.


¿Y el futuro, también tiene un túnel que une con el presente físico? Sí, porque uno antes de vivir el presente tiene el futuro presente. Es decir, uno puede disfrutar de la sensación producida por una ilusión, que a su vez, ésta proviene del tiempo futuro de la mente, ya que hemos dicho que es en parte imaginación que emite el ejercicio de la razón. Por lo que no podemos negar que el presente existe, con que en algún lugar debemos insertar el concepto de ilusión. Aun así, el presente del mundo físico no es una realidad tan simple como podríamos creer, más bien es a mí gusto un mundo en constante parpadeo de veloz intermitencia entre el pasado mental y la realidad que percibimos. Así explicamos rotundas afirmaciones kantianas como que no podemos contemplar la realidad en sí porque las estructuras mentales de cada persona difieren sobre la percepción de dicha realidad física. Menciono a Kant para que el lector no haya perdido esperanza en mí y tenga leña para la fogata de esperanza que arde por validar la hipótesis, no para convertirla en una tesina, sino que a priori lo dignifiquemos dándole un cuerpo propio de una hipótesis.


Creo haberme olvidado de una cosa, condición sine qua non podría darse la magia que nos hace a veces ser felices en el propio presente sin que sea fruto de mero placer de sensaciones físicas. Lo que daría perfección a esta vida sería poder disfrutar de esa felicidad en un estado de presente puro, y no con la influencia del pasado y del futuro del mundo de las ideas. Queremos una sensación pura, y para ello son estas mismas, el pasado y el futuro, las que completan el esquema creando el único lugar en el cual vives el presente sin pensar en tu futuro y tampoco recordar el pasado, sino que vives una vida en la que todo está como uno quiere gracias a la conocimiento de la memoria y a la imaginación de la razón, pero nada más que la combinación generan un presente no físico. Y eso señoras y señores, sólo podemos acceder a él soñando en nuestros más profundos sueños al cerrar los ojos. Pues los sueños son realmente el presente y son en ellos el único lugar donde puedes ser feliz en el momento, pues es el presente. Así que no dejes de soñar, ni mucho menos despierto.


“Sólo empleamos una fracción del verdadero potencial de nuestro cerebro, pero eso es cuando estamos despiertos. Cuando soñamos la mente es capaz de cualquier cosa” COBB(Leonardo Dicaprio), INCEPTION (Origen).

15 marzo 2011

No preguntéis...



Os aseguro amigos seguritas que si cogéis una concepción cualquiera, seguramente en la segunda semana seguida a hoy ignoraréis esa idea. Para su seguridad y mi inseguridad sobre vosotros haremos en la siguiente ocasión una copia de seguridad y una de ellas la meteremos bajo seguro, pero no cualquier seguro, sino uno que tenga seguro. Es decir, como un candado con garantía. Luego tomaremos su llave, dícese de la nano-barrita metálica con forma de ele. El siguiente paso ele-mental para una idea mental es coger esa llave con forma de ele y una vez asegurada la concepción tiramos la llave ele-mental junto con la idea al claro vacío del lado izquierdo del oscuro mundo ciego que tenemos al cerrar los ojos. Es fácil, ya dije que se ve con claridad. Ahora, a hora de exactamente una hora de ahora, oraremos por olvidar dónde dejamos la idea… ¿Ya? Pues ahora no intentéis buscar ni la llave ni la idea, porque como bien dice el verbo está muy lejos. Hay que coger primero un guagua y luego un coche, BUS-CAR.

Como iba diciendo…. ¿Qué le dice una adivinanza azul a otra color mandarina?....

15 febrero 2011

From today lots, and NEVER-Again a girl only



Hoy, 20 años después de mi primera incidencia con la realidad contrayendo la cara como reacción al salir del globo materno de agua caliente , me doy cuenta que seguimos siendo igual de humanos que el primer día, que por mucho que yo intente lograr disimular, de una u otra forma acabamos siempre reaccionando de igual manera; por lo que yo os voy a contar una historia que siempre he ocultado a las personas (esto es sólo para darle emoción) y que versa sobre un amor, al igual que todo el mundo, reacciono hablando de lo mismo cuando me encuentro totalmente enamorado, hablo de ella o él; al igual que cuando nací, hoy reacciono ante una bofetada resonante entre mi boca de un desamor, arrugando el rostro apostando porque me doliera menos. De igual forma que de pequeño, me dolió igual, pero en vez de en el culo en mi cara. Hay cosas que nunca van a cambiar cumpla lo que cumpla.


Hablar de un amor es relativamente incierto. Sí es verdad que es un solo amor el que sale de mí (universal), pero el destinatario no es sólo una. No quiero que ahora empecéis a tacharme de inepto estratega que abre mil frentes en una guerra y al final no consigue vencer ni en la más fácil de las batallas. Un picaflor como diríamos. No, por favor. Ahora mismo os lo decoro y veréis lo políticamente correcto que soy en estos temas, y como bien que se le atribuye a un “político”, cómo os engañe también.


Os será muy sencillo entenderme en cuanto leáis esto, porque lo que realmente hace que ocurra esto de que quiera a varias, es que estoy enamorado de un perfil de chica y no de una en concreto. No por nada, da la casualidad de que encuentro el perfil allá dónde voy. Podréis pensar que soy un listo y con dar cuatro características para un perfil y bajar el listón de pasables ya tengo una oferta increíble, pero no. El perfil que cumplen ellas es totalmente diferente al de las demás (“ella es distinta”), os lo juro. Veréis, así a simple vista puede parecer otra cualquiera dado que ella se describe porque es blanca, mide 1.75m y no es ni muy gorda, ni muy flaca. Tiene la medida ideal para que yo la pueda abrazar siempre que pueda, porque ella en sí es muy fría. Diría que es tan fría, que una vez le metí la mano a una de ellas en las partes de abajo y no sé si era problemas de circulación o qué, pero eso estaba helado. Tanto que aproveché para coger unas estalactitas. Aun así, salvando esas diferencias, ella por fuera aunque dura y en más de una ocasión suele dejar claro que tiene más de un par de huevos, es bastante sencilla, poco estilizada, tiene una figura de pocas curvas y a mí personalmente no me parece muy emocionante la su parte trasera, jejeje (“para gustos colores”). A veces no es tan sencialla como la describo, porque tiene unos comportamientos extremistas, unos días me dice que está vacía y otros que le coma toda. La verdad que no la entiendo. Aun así yo la quiero, como bien dejo a entender, por su interior ("yo me fijo en el interior"). Aunque en reiteradas ocasiones se puede dar la variante de que las veas vestidas con varios parches de frutas. Lo sé, es un poco raro, sin embargo a mí me parece, que si el ambiente lo permite, ¿por qué no? Le da un toque exótico. Además, hablando de frutas en mandarinas azules, ellas en general no suelen estar al tanto de que a mí me gustan mucho, mucho, muchísimo las mandarinas y no suelen tener muchas cuando las visito. Puede deberse a que las visite mucho y me las acabe, existe esa opción; o que haya otro, que tampoco lo dudo. Yo no confío mucho en ellas, porque aun sabiendo que todas pueden dejarte tirado, yo sé que no soy el único que le toca su interior, hay más. Pero, yo me pregunto: Leo ¿para qué te vas a estar comiendo la cabeza con una, cuando vayas donde vayas sabes que habrá siempre una que te ofrezca todo lo que necesitas? (“Marinero con mujer en cada puerto”). A consecuencia de esa pregunta me suelo relajar y pienso que sí, que es verdad, que cuando sea que me apetezca cubrir mis necesidades vitales no hay más que ir a cualquier sitio del mundo, preferible que no sea en casa de mis padres por eso de que te controlan a ver qué has escogido; abrirlas, meterles la mano hasta el fondo y sacar de ellas toda la comida que pueda comerme. Porque ¿para eso están las neveras? ¿No?


PD: Si queréis conocer a este tipo de amores lo tenéis muy fácil, casi siempre están conectadas. Sed sinceros… os engañé.



22 enero 2011

Esta noche tengo una cita



A partir de la experiencia cognitiva de mis últimos 8 segundos experimentados en la travesía de mi lectura por la cita de Oscar Wilde, he llegado a la conclusión, que como anfitrión os voy a fiar de exclusividad a continuación.


"Es absurdo dividir a la gente en buena y mala. La gente es tan sólo encantadora o aburrida", Oscar Wilde.


“Las personas se dividen en 5 clases de personas: Están los genios, que todos los que sabemos contar sabemos que son 6 o 7 en toda la historia; están los listos, que son aquellos que tienen la habilidad de percibir a los genios y hacer una buena copia de ellos; están los mediocres, que son aquellos que tienen la habilidad de percibir a los listos y hacen una mala copia de ellos; están los tontos, que son aquellos que no tienen la habilidad de percibir a los listos y éstos se copian de los mediocres; y están los locos, que son los que no tienen la habilidad de percibir ni a los listos ni a los mediocres para poder copiarse, éstos finalmente acaban siendo genios", Leandro Ruiz Boyle.


21 enero 2011

Apúnteme la comanda, seré breve





Quiero volver a jugar y no a cambio de algo, sino además de todo lo que hago. Una vez me dijo un gran amigo mío, que el baloncesto no es un privilegio y sólo está al alcance de aquellos que puedan hacer el sacrificio por él. Sólo entonces, en mi opinión, entenderás de qué va.


Quiero volver a sentir, y no un balón entre mis manos, sino un equipo, la mente de mis compañeros, la telecomunicación entre mis amigos, la grada que me anima y todo lo que es un partido entre mis manos. Echo de menos sentir el miedo y la valentía de mis compañeros en su sudor al darle una palmada de ánimos cuando quedan cuatro minutos para ganar y the go gets tough ,so the tough gets going (Ligeramente modificado).


Quiero volver a sentirme pequeño, no porque hacerse grande sea una putada, no; sino porque, aunque ahora mis metas sean otras, dentro de un campo soy como un niño de incapaz de esconder la sonrisa, los saltos de alegría, el puño y el guiño de la alegría cuando el equipo lo hace bien, es decir ganamos. Porque ganar no es lo más importante, es lo único importante.


Quiero volver a sentir mis tobillos inflamados, la espalda cargada, los aductores destrozados, los gemelos hormigueados, los dedos de los pies morados, el dolor de estómago y la diarrea a causa de nervios antes de los grandes partidos. Descubrí que eso era lo menos malo. Desde que dejé de tener todo esos síntomas, me di cuenta de que vinieron otros: pérdida muscular (en mi caso del 70%, según estudios juankisergigabiadrianos 90%) dolores de cabeza, debilidad, cansancio, dolores en el pecho, en las rodillas, la espalda más cargada, rigidez y últimamente unos pinchazos inaguantables en el hombro por los cuales estoy haciéndole visitas a mi médico y no ha averiguado el porqué. Yo sí lo sé y fue lo único que no le dije: -he dejado de jugar a baloncesto.


Quiero sentir que no se ha acabado, que no fue un recuerdo, tengo 19 años y no porque mis prioridades hayan cambiado tengo que tener un pasado, quiero que sea el presente, quiero que el baloncesto me acompañe. Aunque no hayan árbitros, aunque no haya público, aunque no haya equipo, aunque no haya marcador que indique qué hay que hacer y aunque los balones no sean de cuero. Mientras esté YO con un aro y un balón, el resto no importa, pues me habré encontrado.


Quiero volver a sentirlo…


“Tenerife/ El Arona Basket Sur no pudo sobrepasar al Real Madrid (89-82) en su tercera intervención en el Torneo Internacional Ciudad de Santa Cruz, pese a realizar un meritorio partido, sobre todo en los últimos dos cuartos. El equipo de la capital de España comenzó el encuentro con una fuerte presión sobre los tinerfeños, lo que les valió colocarse nueve puntos por encima en el tanteo al final del primer periodo. El Arona realizó un discreto segundo cuarto, mostrándose siempre por debajo de sus posibilidades.

Sin embargo, en el tercer cuarto los discípulos de Antonio de Torres supieron sobreponerse, mostrando una destacada recuperación, en la que hay que destacar el trabajo del escolta Leandro Ruiz. Al final del tercer periodo el marcador mostraba un igualado 60 a 60. El último cuarto se desarrolló igualado, y sólo a dos minutos del final el Real Madrid hizo valer su juego, sobre todo bajo el aro, y se colocó siete puntos por delante, lo que le valió la victoria.

En el capítulo de destacados hay que nombrar, en el Arona a, además del ya citado Leandro Ruiz que obtuvo 23 puntos, a Giorgi Sharabidze con 29 puntos de valoración y a Grigol Schvangiradze que anotó 22 tantos. En el Real Madrid, David García sumó 15 puntos y Agustín Ambrosino 16.”


PD: Al siguiente día, siendo junto a algunos de mis compañeros de equipo un año menor que los jugadores contra los que jugábamos en el torneo junior, le metí al C.B. Gran Cananaria 27 puntos. También es verdad que volvimos a perder el partido, pero con el tiempo me recordé que ese no era nuestro año…

07 enero 2011

¿Me haces cosquillas? por famor



Hazme esas cosquillitas

que sentía cuando desconfiábamos,

desconfiábamos porque no te conocía.

Ahora no siento las cosquillas,

ahora que nos conocemos

¿Qué es lo que desconocía?


Vuelve a hacerme cosquillitas.

Quiero volver a conocerte

para hacerme sentirlas

y en el fin poder acompañarte,

no para acabar conociéndote,

sino para ir conociéndote

entre cosquillas, cosquillitas.


Me será grato serte fiel

por la senda de la mano,

y de la mano por tu piel.

Haciendo del camino algo sano

evitando la meta insensible

con caricias tan solo rozando

y prolongándolo todo con miel,

la palabra que lo deja rimando.


Desconfiemos el uno del otro.

¿O acaso uno se cosquillea?

Desconfía de mí y de mi beso.

¿Por qué el primero hormiguea?


Desconfiemos el uno del otro.

Sabes que uno no se cosquillea

sólo cuando bajo mi hombro

no sé y me intriga lo que planeas.


Desconfía de mí y de mi beso

Recuerda, mi cielo, el primero hormiguea

Por fin, aguardaremos para ir con la marea,

haciendo del segundo… algo igual de teso.


¡Ahora o nunca, olvídame! ...

¡Uy! que bien, cosquillas, cosquillitas.

02 enero 2011

Feliz vicio de nuevo 2011


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¡¡¡FELIZ AÑO NUEVO!!!


¡Sí! Por fin puedo volver a escuchar el clic metálico de abrir una lata de Cocacola con mis manos después de un año largo y lleno de refrescantes anécdotas que me llevaron a tentar mi palabra, voluntad. Pero al final pude mostrarme y mostraré a toda aquella persona que le cuente mi experiencia que se puede vencer el mono de un vicio.


Me propuse, para quién no lo sepa, no tomar refrescos durante un año porque justamente los meses anteriores al fin de año del 2009 me llegué a ver como una persona que tomaba de media unas tres latas de Cocacola al día. Un día sin un refresco me parecía como un día sin tabaco para un fumador. Llegaba la hora de regresar a casa y automáticamente antes de ir a abrir mi puerta me paseaba entre las neveras del supermercado desempañando los cristales de las neveras hasta llegar a decidirme cual refresco cogería o cual era el que me podía comprar. Era como el peinarse de cada día. Al final me percaté y considerándolo como un problema comencé el año con mi reto.


Admito que estuve en varias ocasiones a punto de romper el pacto. Recuerdo algunas veces que salí con mis amigos y ellos me creaban el compromiso de beber al menos un refresco como mínimo, algunos me lo decía con caras, otros con miradas y ya unos cuantos directamente diciéndomelo con palabras; recuerdo veces que salí a lugares en los que pedir algo que no tuviera alcohol o burbujas producía un esfuerzo extra en los camareros, por lo que me hacían sentirme el cliente molesto que entra a la hora de cerrar. Otras veces simplemente era una putada no tomarse una lata de refresco: a veces sobraba, se iba a tirar o estaba fría de cojones junto a un vaso de cristal con un limón dentro y un asiento para tirarse en el que ver qué forma coges para ver la televisión, y eso de no tomárselo, personalmente, lo considero una putada.


Y todo esto hasta ahora no es importante, no es más que la narración de una persona próxima al lector o no, que cuenta su experiencia como refrescólico anónimo en menos de medio metro de una pantalla luminosa. Porque lo realmente importante es a lo que me ha llevado a reflexionar. Ha pasado un año para que pudiera llegarme una hipótesis que encaja bien en por qué les cuesta tanto a las personas dejar sus vicios de lado. Y es que me di cuenta de que yo pude por una razón, yo sobreviví gracias a que en todo momento supe que volvería a retomarlo, siempre me dije a mi mismo que en el fondo volvería a recoger un helado vaso de refresco, siempre tenía en mente que volvería. Y eso amigos míos, es lo que me llevó a sobrevivir cada día. El principal problema que tiene una persona al intentar dejar un vicio, sea de gran voluntad o no, es vencer a la idea de fin. Ya sabe, quien me conoce, que pienso que toda idea de fin aterra a una persona. Por lo que dudo que alguien normal pueda dejar algún vicio si tiene en mente dejarlo para siempre. En el momento que se vuelve para siempre se convierte en un peso enormemente mayor, por el contrario si se tuviera la idea de volver a conseguirlo la persona lucharía sólo contra las tentaciones y la inercia al que acostumbra químicamente un organismo; y no tanto contra el mono que se produce por echar de menos a algo por haberlo perdido definitivamente.


Aun así, eso no es tan importante como lo realmente trascendental de toda la historia esta. Se suponía que todo este año debía ser lo bastante largo como para llevarme a soñar con el día en el que volvería a tomar ese gran trago de los cojones y al tomarlo fuera como cuando uno lleva días sin comer y te echan un solomillo bien jugoso y rojo por dentro. Un puto año esperándolo, un puto año ansiando volver a sentir una sensación románticamente descriptible. Y cuando me la tomé, una Cocacola en casa de mi tia el 1 de Enero del 2011, ¿sabéis qué? Fue una puta mierda.